Lave y pele las remolachas: comience lavando y pelando las remolachas para eliminar la suciedad o los restos. Córtelos en trozos pequeños y manejables.
Preparar el limón: enrollar el limón sobre una superficie dura, aplicando una ligera presión. Esto facilitará la extracción del jugo. Corta el limón por la mitad y quítale las semillas.
Licuar todo: Coloca los trozos de remolacha y las mitades de limón (sin semillas) en una licuadora. Agrega una taza de agua para facilitar la mezcla.
Licue hasta que quede suave: Licue los ingredientes hasta obtener un jugo suave y de colores vibrantes. Si la consistencia es demasiado espesa, puedes agregar más agua.
Colar (opcional): si prefiere un jugo más claro, cuele la mezcla a través de un colador fino o una gasa.