Cocinar un huevo hervido perfecto es un desafío, ya que la yema y la clara requieren temperaturas distintas para cocinarse adecuadamente. Mientras que la yema necesita 65 °C, la clara requiere 85 °C, lo que hace que los métodos tradicionales sean un compromiso entre texturas. Hervir el huevo a 100 °C da una clara firme, pero una yema dura, mientras que la técnica sous vide deja la yema cremosa, pero la clara puede quedar viscosa.
Un estudio reciente dirigido por Pellegrino Musto ha propuesto una nueva solución basada en la fluidodinámica computacional: la cocción periódica. Este método consiste en alternar
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